Para ello una de las formas de fomento y promoción de
este patrimonio culinario, se creó desde el año 2007 El Premio Nacional de
Gastronomía Colombiana, quién cambió su nombre como una forma de adaptación de
la política de salvaguarda de las cocinas tradicionales colombinas. Es por ello
que ahora se llaman a partir de la implementación de esta (2012) por Premio
Nacional a las Cocinas Tradicionales de Colombia.
Para este año (2013) el concurso se realizó sobre el
marco cultural del Encuentro de cocinas tradicionales nariñenses, bajo el marco
cultural del primer encuentro de cocinas tradicionales La Callana del Sabor. En la ciudad de Pasto, el Ministerio de
Cultura junto con la dirección de Fomento y su programa nacional de Estímulos,
premio a los proyectos ganadores en las categorías de reproducción e innovación
fueron los siguientes:
En la categoría de reproducción se premia una receta
tradicional “Entre palmas y manglares el tamal de chigua perdura”, elaborada
por el grupo de investigación Serenidad
del Valle del Cauca, integrado por Cilia Inés Acosta Ocampo, Mabel Gómez
Torres, Favián de Jesús Castañeda Orozco y Elsis María Valencia Rengifo.
En la categoría innovación se premia una receta
original “Coporo y creciente de
pomarrosa” quien trabajo los saberes culinarios del departamento de Arauca. El grupo:
Cocinas de las tierras llanas de Arauca,
integrado por Ronald Edilberto Callejas Reuto, Luís Alberto Cuéllar Tocaria,
René Gonzalo Manrique Romero y Sara Ilse Casas.
El jurado, estuvo integrado por tres mujeres, Maura Orejuela de Caldas cocinera
portadora de tradiciones culturales colombianas, Silvia Gast cocinera profesional, y la antropóloga chilena Noelia Carrasco.
En el acta de selección de ganadores para la categoría
reproducción, señalaron: “El plato se destaca por la combinación de sus
ingredientes, generando una armonía de
los mismos, en su elaboración se identifican cada uno de los sabores. En la
preparación se destacan, el salado suave de la carne, la autenticidad del
refrito y el buen uso del patacón como cuchara. Siendo una receta tradicional,
se trata de un plato cuidadosamente elaborado, que revela efectivamente las
cualidades de la cocina del pacífico. Finalmente el plato fue reconocido por su
aporte en la recuperación de un producto que se encuentra en desaparición”.
En cuanto a la categoría de innovación: “Una excelente
compenetración entre el pescado y demás ingredientes, adobo adecuado que
acompaña gratamente los sabores centrales del pescado y la pomarrosa. Valor
social y gastronómico de la incorporación de la pomarrosa. Guarnición variada
que acompaña de modo equilibrado al plato. El uso de la pomarrosa logra
sorprender creando nuevas posibilidades para la preparación de proteínas.
Presentación original, que utiliza la caña de azúcar como soporte para elevar
el pescado y los colores de la pomarrosa”.
Adicionalmente, las propuestas finalistas restantes
“Guiso de manitas”, “Ajiaco ancestral muisca”, “Maito cuzado en hoja de
sirindango napado en salsa de carne de indio”, y "Arroz de madreperla,
ensalada de ajíes crocantes y de carapacho, acompañadas con verduras de mi
apaín", recibieron una mención de honor por la calidad de sus
preparaciones.
Con ello se demuestra la aplicación de La Política y con ello una forma de
promoción y fomento para las cocinas tradicionales colombianas en las se
impulsa a través de este Premio Nacional como rescate de las recetas, productos
y costumbres alimenticias de ciertas regiones y territorios de nuestro país que
gozaron de una bagaje cultural muy amplio y variado; que tan solo es conocido
en pequeñas partes del país y que este tipo de mecanismo de promoción y
divulgación ayudan a alentar a que más cocineros, portadores de tradiciones
culinarias, expertos en biodiversidad y profesionales de la ciencias humanas
formen equipos interdisciplinares, con el objetivo de ayudar a preservar este Patrimonio
Cultural Inmaterial, que se transmite oralmente y que con el tiempo va
cambiando o se va perdiendo y este es mecanismo de la dirección de Patrimonio
del Ministerio de Cultura que ayude a preservar, catalogar y archivar un
conocimiento que está vivo y que no se puede dejar perder, contaminar o
transformar.